miércoles, 14 de noviembre de 2012

Tour du Mont-Blanc 2012. Día 2: Les Contamines - Lago di Combal.


Massif du Mont-Blanc, Haute-Savoie (France) / Val d'Aosta (Italia). 5 de septiembre de 2012.

La segunda etapa del TMB comienza normalmente en Les Contamines o en Le Balme y termina en el Refugio 'Les Mottets'. En cambio, yo comienzo el día en el camping 'Le Pontet', a la salida de Les Contamines, y la termino en el Lago di Combal, ya en Italia. Una etapa larga y dura, pero también muy bonita. Allá vamos.


RUTA

Salimos del camping 'Le Pontet' y tomamos la pista que remonta el río Bon Nant. Divisamos el santuario de Notre-Dame de la Gorge (1.210m) a nuestra derecha, pero no cruzamos el curso de agua, sino que seguimos adelante por la pista en mal estado que asciende abruptamente hacia el fondo del valle. Siguiendo este camino llegamos a un antiguo puente romano y, después, al pequeño chalet de Nant Borrant (1.460m). Una pista ancha que toma altura progresivamente nos conduce al Refugio 'Le Balme' (1.706m), donde dicha pista se transforma en una bonita senda que atraviesa el Plan Jovet (1.970m), pasa al lado del Tumulus Plan des Dames (2.043m) y asciende duramente hasta el Col du Bonhomme (2.329m). 

Aquí tomamos la senda que asciende suavemente hacia el SE, en dirección al Refugio 'Croix du Bonhomme'. Antes de descender sobre el mencionado refugio nos desviamos, en un punto bien señalizado, hacia el NE, en dirección al Col des Fours (2.665m) al que llegamos tras pasar cerca de unas líneas de media tensión que afean el paisaje. Desde este collado bajamos por senda evidente hasta la Ville des Glaciers, donde una pista más ancha nos conduce, siempre en dirección NE, hasta el Refugio 'Les Mottets'. Desde este punto hay que remontar un camino que sale al E del refugio y que asciende primero rápidamente en zig-zags y después se allana y toma una orientación NE-E. Siguiendo este camino se llega al Col de la Seigne (2.516m).

Este collado marca la frontera franco-italiana y desde él se divisa el Val Vény. Descendemos por una senda evidente hasta las inmediaciones del Refugio 'Elisabetta Solidini' (2.195m), pero no nos detenemos ahí, sino que descendemos a la gran llanura del Lago di Combal (1.950m), en cuya orilla plantamos la tienda.


DIFICULTAD

Desnivel positivo acumulado (se pasan dos collados de más de 2.500m), horas de marcha y distancia recorrida. El orden no altera el producto. Todo pesa al final del día, aunque la ruta transcurre en general por buenas pistas y sendas bien señalizadas. Las fuentes de agua son igualmente abundantes, especialmente en la zona de Le Balme y en la Ville des Glaciers. También se puede pasar por los numerosos refugios citados en el punto anterior, donde hay servicio de restauración.


DESNIVEL POSITIVO / DISTANCIA

2.350m / 27,4 Km.


TIEMPO

Nubes y claros, temperatura entre 8°C y 22°C. Viento flojo durante la mayor parte del día, pero algo intenso en el Col de la Seigne, al final de la jornada. Por la noche, lluvia.


CROQUIS


Parte 1: Camping 'Le Pontet' - Col des Fours.

Parte 2: Col des Fours - Lago di Combal.

Etapa completa: Camping 'Le Pontet' - Lago di Combal.


DESCRIPCIÓN

Son las 6h30 de la mañana, llevo una hora despierto, no he dormido mucho porque había dos tipos que roncaban de manera sobrehumana en la habitación en la que estoy. Suele pasar. Quiero decir, no es la primera vez que me pasa, tenía que haberme traído los tapones. No tengo ninguna gana de seguir languideciendo en la litera y, aunque sé que no sirven el desayuno hasta las 7h30, bajo a la cantina a cargar la batería del teléfono. Me visto, recojo mis cosas y bajo.

John aún no se ha despertado, ni la mayoría de los senderistas que han pernoctado en el barracón del camping, así que aprovecho para sacar el mapa y ver hasta dónde puedo llegar hoy. Como no he reservado nada soy libre para decidir cuándo y dónde me paro a dormir. Libertad total. Creo que  puedo ir hasta el Refugio 'Elisabetta Soldini', aunque la perspectiva de tener que subir dos collados de más de 2.500m me da un poco de respeto. No sé cómo llegaré al segundo, ni si habrá sitio en el refugio italiano.

Mis cavilaciones se desvanecen en cuanto el empleado del camping sirve el desayuno a las 7h30 y las demás personas toman asiento. Desayuno fuerte, tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de naranja, chocolate caliente y unas magdalenas. Lo voy a quemar todo en las próximas diez horas, así que no me privo de nada. Terminado el desayuno, me pongo la mochila, las zapatillas y salgo afuera. Antes de partir, saco unas fotos, compro una Coca-Cola y me doy algo de crema en la cara, pues el día ha salido más o menos despejado. En esto sale John del edificio, nos deseamos buena suerte y nos despedimos.

Empiezo a andar buscando la salida del camping por un portón que se encuentra en dirección S, a un centenar de metros del edificio principal. Giro a la izquierda y retomo la senda que abandoné ayer para dormir en 'Le Pontet'. El camino es llano, discurre al lado del río y la mañana es fresca. Llevo puesta una camiseta en Polartec Power Strecht, que es suficiente abrigo para la mañana y para los collados, y lo suficientemente transpirable para cuando el sol aprieta... a 2.000m, claro está.

En pocos minutos llego a la iglesia de Notre-Dame de la Gorge, situada al fondo de la parte más baja del Val Montjoie. Me paro unos minutos a fotografiar el conjunto y a investigar un poco los alrededores antes de volver sobre mis pasos para afrontar la dura subida que conduce a Nant Borrant. La pista es ancha, pero está compuesta por grandes rocas pulidas, más o menos planas, pero que dotan a la pista de una importante inclinación. El camino atraviesa un bosque, la vegetación es abundante y la humedad también, lo cual, sumado a la importante pendiente, me hace empezar a sudar considerablemente. Cuando ya parecía haber encontrado el ritmo idóneo llego al famoso puente romano del que hablan las guías... y saco la cámara de fotos de nuevo. Allí hay un grupo de senderistas también, que saludo y adelanto en mi camino a Nant Borrant.

Al chalet de Nant Borrant (1.460m) se llega enseguida, pues está situado a unos cientos de metros del puente romano. Siguiendo la amplia pista que zig-zaguea ahora por encima ya del nivel del bosque tomamos la altura suficiente para disfrutar de bonitas vistas sobre el valle y las montañas que lo rodean, que van quedando atrás. El Mont Joly, que hice hace unas semanas con Kattis, resalta particularmente sobre el intenso azul del cielo. También se divisan las montañas del Chablais, cadena montañosa cercana al macizo del Mont-Blanc. Conforme avanza la jornada voy pensando en los datos que había memorizado antes del desayuno, me pregunto si seré capaz de llegar a Italia en una jornada... y ese pensamiento ronda mi mente durante buena parte del día, no porque ello sea esencial para cumplir con mi programa, pero sobre todo porque me gusta acertar en mis previsiones.

Lo bueno de hacer la travesía solo es que tú te marcas tu propio ritmo, el que te conviene, en el que rindes más. Y así voy avanzando, a un buen ritmo, por la pista que conduce a Le Balme (1.706m), a donde llego después de una hora y cuarto de caminata. Todavía hay gente recogiendo las tiendas de campaña o aseándose en los servicios. En efecto, el área de Le Balme comprende, además del refugio, una zona de libre acampada y unos servicios públicos muy decentes. Tiene muy buena pinta, será una opción a tener en cuenta para una próxima vez. Aprovechando las instalaciones, me paro a sacar alguna foto y a beber, ahora quedan unos 600 metros hasta el primer collado del día y necesito estar bien hidratado para mantener un ritmo adecuado.

A la salida de la zona de Le Balme hay un desvío por senda, a la izquierda de la pista principal, que hay que tomar para llegar, primero, al Plan Jovet (1.970m), donde ignoramos la senda que parte hacia los Lagos Jovet, y, después, al Tumulus des Dames (2.034m). Entre ambos puntos me veo obligado a pararme, puesto que me encuentro, extrañamente, un poco bajo de energía. Me tomo la Coca-Cola que he comprado en el refugio y, gracias a esa inyección brutal de azúcar y cafeína, me voy sintiendo mejor. En el túmulo de las damas, dice la leyenda que yacen dos mujeres, una dama inglesa y su sirvienta que, atrapadas por una tormenta, perecieron mientras caminaban por estos lares. Fantasía o realidad, nunca está de más poner una piedra -una más- sobre el montón de rocas que conforma la tumba de estas mujeres, aunque solo sea para enterrar la mala suerte.

La zona del túmulo es también un magnífico mirador para contemplar la Aiguille de la Bérangère y el Mont Tondu, cumbres que pasan de los tres mil metros y que cuentan con glaciares a sus pies. Antes de partir, mientras recojo mi cámara, saludo a una pareja de madrileños que había oído llegar. Me cuentan que tienen pensado hacer la vuelta en 9 etapas y que se han estado entrenando todo el verano para hacer el TMB. Les deseo suerte. Ahora el camino se vuelve más empinado, pero el efecto combinado del refresco y de las paradas me devuelven la energía y encaro las zetas del camino con decisión, hasta llegar, trescientos metros más arriba, al Col du Bonhomme (2.329m), primer collado del día, donde una masa de mochileros descansa tumbada al sol. Y ahí llego yo, uno más.

Hago fotos de ambas vertientes, de los hitos del collado, de la mesa de orientación... y me como una barrita energética, pues son ya las diez y veinte de la mañana. Sin esperar demasiado, consulto el mapa y tomo el camino que sale hacia el SE y que gana altura paulatinamente en dirección al Col des Fours. Me cruzo a algunas personas que están haciendo el recorrido en el sentido de las agujas del reloj, lo cual no es lo habitual, pero bueno, quizá estén haciendo otra excursión y no el TMB. El paisaje es realmente fantástico aquí, las vistas sobre los valles y crestas que se divisan al O son impresionantes. El camino, como es casi llano, a pesar de ser una senda estrecha, permite ir rápido. Tan rápido que en poco menos de veinte minutos estoy en el desvío que ha de llevarme al Col des Fours, en la cota 2.479, sin pasar por el Refugio 'La Croix du Bonhomme', que queda unos metros por debajo de nosotros.

El panorama que se abre ante mis ojos no me gusta nada. Unos cables de media tensión atraviesan el horizonte y mancillan lo que podría ser un bello paisaje. Subo a buen ritmo, aunque empiezo a sentirme cansado otra vez, pronto voy a tener que comer, porque llevo casi 1500 metros de desnivel habiendo dormido mal (me duele un poco el cuerpo) y habiendo comido, aparte del desayuno, una barrita de cereales. Por no decir que no he hecho nada en todo el verano, aparte de dos excursiones, y mi estado de forma no es que sea deplorable, pero es manifiestamente mejorable.

Finalmente, llego al Col des Fours (2.665m), bastante vacío. La altitud se suma al resto. Allí hay bastante gente descansando, apoyados sobre las rocas de granito anaranjado que, junto con la gravilla negra, conforman la foto del lugar. Algunas personas, que hacen etapas más cortas que la mía, van hasta la Tête N des Fours, una cima panorámica a unos 40 minutos en dirección N. Yo decido quedarme cinco minutos a descansar aquí y bajar directamente a la Ville des Glaciers, no me puedo permitir una hora y veinte minutos de rodeo. Además, el día está bastante nublado, así que definitivamente, me voy hacia abajo.

Empiezo a bajar por una amplia pedrera, por una senda bien definida, que se difumina por momentos. Y en esta bajada me despisto. Por alguna razón, tomo una senda que va pleno S, en lugar de la buena, que gira en zig-zag continuamente, pero en una orientación más bien E. Empiezan a aparecerme dudas al no ver a nadie a mi alrededor, las cuales se confirman cuando llego al bonito Lac de Mya. Me he desviado bastante hacia el S, y ahora no puedo tomar un atajo y arriesgarme a perder más tiempo, debo volver hacia atrás y tomar el buen camino allí donde lo abandoné. Al menos, el lago ha valido la pena, es una maravilla.

Ahora no solo me pregunto si llegaré al Refugio 'Elisabetta Soldini' sino que también empiezo a tener hambre y la parada prevista, en la Ville des Glaciers se me hace muy lejana. Pero no puedo parar antes, en medio de un sendero de bajada sin lugares apropiados para poner el hornillo e instalarme a comer. Puede parecer una tontería, pero quiero comer allí abajo, en algún prado, y ya me he hecho a la idea. Así que sigo bajando, tomando fotos, y finalmente llego al lugar del almuerzo. Instalo mi hornillo, pongo a calentar agua, saco un sobre de comida liofilizada de la buena y me hidrato abundantemente. Decía comida liofilizada de la buena por una buena razón. En este viaje he traído tres tipos de comida deshidratada: la de Real Turmat, fabricada en Noruega, que es realmente buena de calidad, sabor y textura (y vale un dinero); la de Aptonia, fabricada en Francia para Decathlon, que se come, pero sin más; y unos noodles con pollo de una marca que no recuerdo, pero que son de los sencillos que se pueden encontrar en cualquier supermercado. Ninguna maravilla tampoco, pero mejor que la comida de Aptonia. El primer día comí una de cada, hoy como un plato de guisado de cordero con verduras de la marca nórdica y después, por la noche, unos noodles con pollo. Después de la paliza hay que cuidarse, de ello depende el resto de la aventura.

A las 13h30 empiezo a comer. Me he instalado detrás de una pequeña capilla, preciosa, a la que saco fotos también. Con la cuchara en un mano y la cámara en la otra. Me he parado una media hora, necesitaba el descanso y estirar un poco las piernas, que comienzan a estar un poco duras ya que hoy es el primer día de ruta de verdad y tanto el desnivel como la distancia a recorrer son grandes.

Con buen ánimo y el estómago lleno retomo el camino que me lleva al Refugio 'Les Mottets', donde me bebo otra Coca-Cola para afrontar la subida de 700 metros que me aguarda ahora con garantías: ¡Azúcar, azúcar negra! (como decía la gran Celia Cruz). Empiezo a subir por las zetas que salen del refugio con brío, ganando altura rápidamente, la inyección de glúcidos de asimilación rápida me ayuda casi más que la comida, aunque ésta me permitirá caminar durante más tiempo después de superar las dificultades de esta última pendiente. A medio camino entre el refugio y el collado que debo alcanzar para entrar en territorio italiano, adelanto a dos chavales, uno de los cuales llevaba una 'kippa' en la cabeza. Se me escapa una sonrisa... realmente, este TMB es un sendero universal, hay gente de todo el mundo. Sorprendente, sin duda, pero más sorprendidos se han quedado ellos cuando les he saludado con un 'shalom' en su lengua, antes de dejarlos atrás. Bueno, con algo tiene que divertirse uno.

Porque el camino de divertido ya tiene poco a estas alturas y además unas nubes más grises que blancas van cerrando el horizonte delante de mi, justo por encima del collado. El recorrido sigue siendo espectacular, bello, duro, todo lo que quería, pero ahora tengo ganas de acabar con el desnivel positivo de la jornada. Por suerte, llego al Col de la Seigne (2.516m) bastante rápido, después de haber consumido mi último botellín de bebida isotónica poco antes. Este collado es un espléndido mirador hacia la Vallée des Glaciers, en Francia, y el Val Vény, en Italia. Además, está flanqueado por dos imponentes tresmiles, la Aiguille des Glaciers (3.816m) y la Pointe Léchaud (3.128m). Por desgracia, no puedo sacar buenas fotos de estas cumbres a causa de las nubes, pero sí de las Pyramides Calcaires (2.725m y 2.695m), montañas gemelas vestidas de gris claro que se elevan por encima del Vallon de la Lex Blanche, como se conoce al valle alto que se encuentra entre el Col de la Seigne y el Lago di Combal.

En lo alto del collado estoy feliz porque sé que he recorrido lo más duro y que ahora solo toca descender, sacar fotos y disfrutar. Los pies me duelen un poco, pero lo normal, nada grave. Mi próximo objetivo es el Refugio 'Elisabetta Soldini', donde pienso tomarme una buena cerveza. Con esto en mente desciendo por un sendero bien evidente y paso al lado de una casa-refugio, hacia la cota 2.300, la Casermetta, que se encuentra cerrada, pero que tiene una parte libre y abierta. No está reseñada en mi mapa (Angulo, M., Mont-Blanc 1:15.000 - 1:50.000, Súa Edizoak, Abril 2008), así que me paro a investigar un poco. Interesante, me apunto el lugar (pero más interesante es la historia del lugar, que he encontrado aquí, en francés e italiano).

Ya sin nada que me detenga, meto quinta en busca de ese elixir de vida elaborado a base de malta de cebada, lúpulo, levadura y agua. Sí, la cerveza. Muchos sabéis de lo que hablo, de lo bien que sienta beberse una cerveza después de un palizón en el monte. No tiene precio. Bueno, sí, porque cuando llego al refugio para pedir una, no son precisamente baratas... Otra cosa que he constatado antes incluso de entrar en el Refugio 'Elisabetta Soldini' es que, aparte de la parafernalia de banderas que tienen instaladas ahí fuera, hay mucha, muchísima, gente. Fugazmente cruzan mi mente los ronquidos atronadores de la noche anterior, y las ganas de dormir en litera se marchan igual de fugazmente. Ni hablar. Además, parece que el tiempo va a ser clemente esta noche, aunque nunca exista el riesgo cero. Me la juego.

Así, emprendo el descenso hacia el Lago di Combal, un lugar al que había venido en junio con mi hermano Eloy, en un día nublado en el que queríamos subir al Petit Mont-Blanc, pero que la meteorología acabó de estropear. Aún recuerdo nuestra huida por el filo de la morrena lateral del Ghiacciato del Miage espantando a los rebecos cuando empezaba a tronar en las cimas... Buenos recuerdos. Muchas risas.

Este lago, que más bien es una enorme humedal, es el resultado de la obstrucción, por parte de la morrena antes citada, de los cursos de agua provenientes del fondo del valle. Así, sobre esta gran llanura, se ha formado un lago con muy poca profundidad y con una vegetación muy profusa. Al lado de la carretera, cerca del final del lago, instalo mi tienda de campaña y empiezo a preparar la cena. He caminado durante casi nueve horas y media hoy, estoy reventado, solo espero cenar bien y recuperar fuerzas. Desgraciadamente, parece que se avecina lluvia ahora y eso no me gusta nada, aunque eso, al menos, no me impedirá descansar.

Salud y Montaña


Reportaje fotográfico: Javier Rodríguez


Camping 'Le Pontet'. Edificio principal (i) y recepción (d).

Oratoire Saint-Antoine.


Pista ancha y monótona para calentar.

Bonita iglesia de Notre-Dame de la Gorge.


Panorámica que muestra el camino a seguir (i), el río Bon Nant (c) y la iglesia de Notre-Dame de la Gorge (d). 

El puente romano escondido en el bosque.

 Mont Joly domina el Val Montjoie.

El camino que tenemos por delante...

... y lo que vamos dejando atrás.

El bello paraje de Le Balme (1.706m).

La vista sobre la Aiguille de la Bérangère (c) y el Mont Tondu (d) es muy bonita.

El túmulo de las damas, ¿leyenda o realidad?

El primer nevero del TMB.

Mesa de orientación y fantásticas vistas.

Viejo hito.

Col du Bonhomme (2.329m).

Panorámica sobre la otra vertiente.

Vistas sobre el Lac de la Gittaz.

Paisajes espectaculares.

El camino es excelente.

En el desvío hace el Col des Fours.

Panorámica con el Refugio 'La Croix du Bonhomme' (i) desde el desvío hacia el Col des Fours.

Col des Fours (2.665m).

La pedrera por la que se desciende hacia la Ville des Glaciers.

La imponente Aiguille des Glaciers (3.816m).

Este coqueto lago ha sido el premio por desviarme de mi ruta. 

Formaciones geológicas espectaculares.

Ville des Glaciers (1.790m), hora de comer.

Capilla de la Ville des Glaciers.

Panel indicativo en el Refugio 'Les Mottets'.

La subida al Col de la Seigne se me hizo larga. Las nubes se ciernen sobre el horizonte.

Col de la Seigne (2.516m). Primera vista sobre Italia y las Pyramides Calcaires (c).

Reventado (y con protector labial).

Panorámica desde el Col de la Seigne sobre la vertiente italiana.

Pyramides Calcaires.

La Casermetta.

Las señales italianas del TMB. Sencillas, pero bonitas.

Pequeña capilla cerca del Refugio 'Elisabetta Soldini'.

Antiguos barracones militares.

Refugio 'Elisabetta Soldini' (2.195m).

El Ghiacciato de la Lée Blanche.

El Lago di Combal (1.950m). Mi vivac lo haré cerca de las pequeñas charcas del fondo.

PS: Los comentarios son fuente de motivación para la existencia de un blog. Si algo te gusta (o si no), coméntalo para que en el futuro siga habiendo nuevas entradas. Gracias. 


lunes, 12 de noviembre de 2012

Tour du Mont-Blanc 2012. Día 1: Les Houches - Les Contamines


Massif du Mont-Blanc, Haute-Savoie, France. 4 de septiembre de 2012.

Finales de agosto. Apenas un par de ascensiones interesantes y todavía mucha energía en las piernas, problema. Durante varias semanas mi cabeza valoraba la posibilidad de hacer algo grande, una travesía larga, dura, solitaria, algo que me hiciera volver a sentir montañero. Y la encontré, cerca de casa, en el macizo del Mont-Blanc.

El TMB es un sendero de gran recorrido clásico, una ruta circular que, atravesando tres países (Francia, Suiza e Italia), rodea el macizo del Mont-Blanc. Esta travesía de 166 km y casi 10.000m de desnivel positivo (y negativo) acumulado tarda en completarse entre siete y diez días, aunque los mejores corredores del Ultra-Trail del Mont-Blanc (UTMB) que se disputa sobre el mismo recorrido, cubren esta distancia en menos de 24 horas.

Las próximas seis entradas, una por etapa, van dedicadas a relatar esta experiencia increíble e inolvidable, el Tour del Mont-Blanc en solitario, que realicé entre el 4 y el 9 de septiembre de 2012. 


RUTA

La ruta empieza en el pueblo de Les Houches, concretamente el primer panel se encuentra al lado de la estación de ferrocarril. Desde aquí, atravesamos el puente sobre el Arve y continuamos por la acera hasta el pueblo de Les Houches. Atravesamos el pueblo por la carretera principal hasta el complejo residencial 'Le Grand Balcon', donde subimos por unas escaleras verdosas hasta llegar a otro tramo de carretera. Pisamos asfalto y gravilla en nuestra subida por las laderas del pueblo, siempre siguiendo las indicaciones precisas de los numerosos paneles que vamos encontrando en nuestro camino. Abandonando ya de la parte alta de Les Houches llegamos a una instalación de telesilla. Desde este punto la ruta consiste en seguir las pistas de esquí hasta el Col de Voza, que se hace visible tras atravesar un prado que sale a la izquierda de nuestra pista, en la cota 1650 aproximadamente.

Llegados a Voza, descendemos por la pista convenientemente señalizada hasta la aldea de Le Crozat y después hasta el pueblo de Bionnassay, donde tomamos el camino que sale a la izquierda de la capilla y descendemos hasta Le Champel. Saliendo del pueblo se puede divisar el Val Montjoie. Continuamos por pista y pista asfaltada hasta La Visaille y, cruzando la carretera principal del valle, hasta Le Quy. Ya no abandonamos el lado O del valle hasta el pueblo de Les Contamines, que ignoramos para continuar por la vera del río hasta el camping 'Le Pontet'.


DIFICULTAD

Ninguna en particular.

Es una ruta que discurre siempre por buenos caminos, pistas de esquí y pistas asfaltadas. Hay que tener en cuenta la distancia y el desnivel de la etapa, pero es la etapa más fácil de las seis. Pensad en llevar buen calzado.

La orientación es sencilla merced a una muy buena señalízación, en general. Si bien cabe reseñar dos pequeñas dificultades: la primera consiste en encontrar el desvío para el Col de Voza, que es un pequeño camino que sale a la izquierda de la pista de esquí, hacia un claro, un prado, que esconde tras de sí el dicho collado. La segunda dificultad reside en la localización del cámping, que no está en la orilla del río, sino que hay que buscarlo cerca de la carretera que surca el valle. Es una buena idea llevar un mapa preciso de la zona.


DESNIVEL POSITIVO / DISTANCIA

900 metros / 17,3 Km.


TIEMPO

Nublado, lluvia al final del día. Sin viento. Temperatura en torno a los 20°C durante toda la jornada.


CROQUIS

Primera parte de la etapa: Les Houches - Col de Voza.

Segunda parte de la etapa: Col de Voza - Camping Le Pontet.

Etapa completa: Les Houches - Camping Le Pontet.



DESCRIPCIÓN

Último trabajo del Máster. Se acabó, lo he entregado, soy libre. Me evadiré de todo lo que me ha rodeado durante las últimas semanas en la montaña, solos, mi mochila y yo. También mi pulsera 'de la amistad', un modelo de pulsera que compramos Aitor, Pablo, Gorka y yo en Granada, recién descendidos de nuestro periplo por Sierra Nevada

Hoy comienza la aventura y no quepo en mi cuerpo de la felicidad. Tengo en mente hacerla en semi-autonomía, así que cargo conmigo lo esencial: comida liofilizada, barritas, cartera, gafas, botiquín, tienda, saco, ropa para cambiarme y de abrigo, cámara, teléfono móvil, hornillo, gas y poco más. He reducido al máximo lo que debía llevar para hacer la ruta medianamente confortable y, a la vez, poder hacerla en menos días de lo habitual. El agua la tomaré de las abundantes fuentes y riachuelos (previa potabilización) y dormir lo haré en mi tienda tantas veces como sea posible, aunque en esta primera noche, como llueve con intensidad, he decidido dormir en la cabaña del cámping. No tengo ganas de mojar mi material la primera noche. Volveré sobre este punto.

Hoy me he levantado tarde, como de costumbre, salvo que hoy no debía retrasarme. Sin duda, acumulo fatiga desde hace unos días y no ha sido fácil saltar de la cama. En realidad, el despertador no ha sonado. Así pues, he salido tarde de casa, a las 10h15, y no he llegado a Les Houches hasta las 14h33, cuando el pequeño tren rojo que comunica Saint-Gervais con el valle de Chamonix me ha dejado en el punto de inicio de mi ruta. Nada más bajar del tren me embarga una intensa emoción por la aventura que estoy a punto de comenzar. Saco algunas fotos de la estación y de las bonitas vistas sobre la Aiguille du Midi y la Aiguille du Gouter, visibles a pesar de las nubes que poblaban las cimas.

Acto seguido me topo con el primer panel de señalización del TMB. ¡Tiene el número 1! Eso para que no haya dudas. Así, empiezo a andar en dirección al pueblo des Les Houches cruzando el puente sobre el Arve y subiendo al lado de la carretera. En el pueblo continuo por la acera izquierda, atravesando el pueblo,  sus supermercados, telesillas y tiendas de deporte, y siguiendo los paneles que me indican el camino hacia el Col de Voza, collado por el que pasaré del valle de Chamonix al Val Montjoie. No me paro en el pueblo, no tenía necesidad, pero también tenía prisa. Prisa porque había salido tarde de casa. Prisa porque tenía que volver a casa el día 9 por la noche. Así, se puede decir que mi TMB iba a hacerse a buen ritmo. 

En pocos minutos, abandono la carretera a la altura de un complejo residencial llamado Le Grand Balcon, al principio tengo alguna duda, pues parece una propiedad privada, pero dos paneles de señalización indican certeramente la ruta que continúa por unas escaleras de madera que atraviesan un prado y que son bastante verticales. Aquí empieza mi corazón bombear de verdad. La subida es ahora contínua, a veces sobre el asfalto de la carretera que sube a lo más alto de Les Houches y a veces sobre algún tramo de pista o de camino que sube abruptamente a modo de atajo, para librarnos en lo posible del negro betún.

Hacia las 15h10 llego a la última estación de telesilla del pueblo. Aquí me paro a comer, pues había desayunado poco y estaba empezando a notar la falta de energía. Me zampo un delicioso (sic) puré de patatas con queso, debidamente rehidratado con agua caliente. No era muy bueno, pero podía haber sido peor. Hizo las veces de almuerzo energético, completado con unos sorbos de bebida isotónica.

Tras esta pequeña pausa, continuo subiendo por pistas de esquí, que es algo que aborrezco, pero que es bastante habitual en bajas cotas aquí en los Alpes. Sin embargo, no quiero acostumbrarme a esto... bueno, ¿acaso es posible aceptar con naturalidad estos monstruos de metal y grava? No lo creo. Quizá porque voy haciendo por enésima vez esta reflexión conforme subo, la dicha pendiente se me hace dura, interminable, horrenda. Esperaba con todas mis fuerzas que fuese el tramo más feo de todo el TMB. Y cuando parecía que nada podía ser peor que eso, veo que empieza a subir por la pista un tractor, cuyo ruido y dióxido de carbono también tengo que soportar antes de encontrar el desvío, sutil, que me conduce sobre un prado de hierba alta que esconde tras de sí el Col de Voza (1.650m). Estoy contento, esto era lo más duro de la primera etapa y no he llegado demasiado cansado. En realidad, me ha costado poco menos de hora y media.

Es el punto más alto de hoy. Ahora es todo bajar. Pero, todo bajar no significa que el destino final esté cerca. De eso me daré cuenta más tarde. El tiempo tampoco ha mejorado nada en el transcurso de la jornada y la lluvia está a la vuelta de la esquina, no se ven las cimas ya, ni siquiera el cercano glaciar de Bionnassay. Una pena. En cambio, los senderos y las pueblecitos (en realidad aldeas) de montaña que voy recorriendo son magníficos: Le Crozat (1.420m), Bionnassay (1.300m) y Le Champel (1.225m) son lugares imbuidos de una belleza simple, natural, que enamora. Cuando llego a Le Champel llevo dos horas y media de caminata.

Empieza a hacerse tarde, son casi las 18, y aprovecho el descenso y lo relativamente llano del terreno para apretar el paso un poco más para llegar lo antes posible al camping. Desgraciadamente, se pone a llover, no muy fuerte, pero de forma continua. Me paro para ponerme el chubasquero, pero no lo hago en en pueblo de Les Contamines, villa que ignoro siguiendo la orilla del río. Ya pasé por aquí una vez además, cuando hice la ascensión, en dos días, de los Dômes de Miage y la Aiguille de la Bérangère con Radek.

Cuando ya estoy dejando atrás el pueblo de Les Contamines me cruzo con un senderista inglés, John Horn, que estaba buscando un lugar donde dormir. Es la única persona que está haciendo el TMB que me he encontrado en todo el día. En efecto, lo bueno de empezar tarde, y además en un día de lluvia, es que uno tiene el camino para sí, sin hormigueo de senderistas (es el único día que disfruté de la soledad de la montaña). Con el bueno de John recorro la última parte del camino y con él me tomo una pinta de cerveza en el camping para rematar bien el día mientras me cuenta cómo piensa afrontar esta bonita aventura de 166 km que acabamos de empezar.

Salud y Montaña


Reportaje fotográfico: Javier Rodríguez


¡Billete al TMB!

Mi compañera para esta aventura (a falta de Kattis :p)

Aquí empieza (y acaba) todo.

Pintoresca estación.

Pequeña presa sobre el río Arve

Primer panel de señalización de la ruta.

Una torrentera bien acondicionada para encauzar las aguas del deshielo.

Una vista sobre la Aiguille du Gouter, vía normal al Mont-Blanc.

La bonita iglesia de Les Houches.

El primer desvío. Se ven a la izquierda las escaleras que se han de subir.

Las escaleras rompepiernas (mala distancia entre peldaños).

Le Tremble, en la parte alta del pueblo de Les Houches

Alternamos pistas con asfalto.

Foto importante: Este es el aspecto del camino que lleva al Col de Voza desde las pistas de esquí.

He atravesado el prado que se ve detrás de esta casa.

Col de Voza con su trenecito (sube al Nid d'Aigle, inicio de la ruta normal al Mont-Blanc) y su cantina.

Entre las nubes se intuyen los hielos del glaciar de Bionnassay.

¿A medio camino?

Aldea de Le Crozat.

Ambiente pastoril.

Escuela de Bionnassay.

Capilla de Bionnassay.

Cruzando las aguas que vienen del glaciar.

Dejo atrás la aldea de Le Champel y me adentro en Val Montjoie.

Guía de conducta para excursionistas.

Estoy casi en destino. Se pone a llover y guardo la cámara. Hasta mañana.

PS: Los comentarios son fuente de motivación para la existencia de un blog. Si algo te gusta (o si no), coméntalo para que en el futuro siga habiendo nuevas entradas. Gracias.