viernes, 13 de enero de 2012

Baciás (2.760m). Experiencia panorámica en las montañas de Brazato.


Pico Baciás (2.760m), Sector de Panticosa, Pirineo Aragonés, España. 11 de julio de 2011.


No, el camino del exceso no lleva al palacio de la sabiduría, como dijera William Blake, el célebre pintor y poeta británico. Al menos en San Fermín. Pasados los primeros días, la fiesta pierde todo su romanticismo, y se hace necesario cambiar de aires, para beneficio de nuestra mente y, sobre todo, de nuestro cuerpo.

Rodados de otras aventuras veraniegas, en los Alpes y en el Sistema Central, nos disponemos a disfrutar de otra jornada de montaña, esta vez en nuestro querido Pirineo, allí donde todo empezó. Katarina está en forma, lo cual la predispone mucho más que de costumbre para la interesante actividad que nos planteamos, pero no es su única motivación. En efecto, sin experiencia previa en las montañas pirenaicas, gran parte de su motivación reside, precisamente, en conocer este mundo del que tantas historias ha leído y escuchado, y tantas fotografías ha visto.

En esta ocasión nos va a acompañar mi gran compañero de aventuras y amigo Gorka. Juntos decidimos el plan de montaña que nos aguardaba para el día D. Éste debía responder a varios requisitos: Primero, adecuar la actividad a Katarina, es decir, máximo 1.000 metros de desnivel positivo acumulado, sendero de principio a fin, objetivo por debajo de 3.000 metros; Segundo, debía estar cerca de Pamplona, a no más de 2 horas de coche; Tercero, y último, debía ser una cumbre panorámica e inexplorada por ninguno de nosotros, para mantener el interés. Como añadido, no imprescindible en un principio pero que nos hizo la ruta sumamente atractiva, subimos y bajamos a este pico por dos vías distintas.

El elegido fue el pico Baciás (2.760m), en el sector de Panticosa. Esta montaña, a pesar de no llegar a los tres mil metros, es una montaña de una altura nada desdeñable, situada al E del Ibón de Brazato. Su forma de triángulo isósceles, en el cual la base es su lado mayor, configura un relieve suave, apto para senderistas y montañeros primerizos. No obstante, la zona superior de la montaña presenta un terreno roto, de bloques, bastante incómodos, especialmente en la vertiente N.


Panticosa es un entorno maravilloso, en cuanto se deja atrás la zona del balneario, el Pirineo nos muestra sus tesoros. Allí fuimos, los tres, para descubrirlos, en una cálida jornada de julio.


RUTA

Llegamos por carretera al balneario de Panticosa (1.636m), aparcamos y tomamos la ruta que sale al E-NE, por unas escaleras, donde la señalización vertical nos indica el camino a los Ibones de Brazato. Seguimos por senda balizada el camino hacia los ibones, que serpentea para salvar el desnivel hasta los lagos. La senda se va difuminando poco a poco, atraviesa zonas de bloques y de desprendimientos, y nos conduce hasta el Ibón de Brazato (2.295m). Desde aquí tomamos la senda difusa que, marcada con hitos, nos lleva hasta el Cuello de Brazato (2.578m). Sin perder de vista la increíble panorámica sobre el macizo del Vignemale, remontamos el espolón NO del Pico Baciás, con algún paso aéreo en la vertiente SO y, sin ninguna dificultad, alcanzamos la cima del Pico Baciás (2.760m). El retorno se hace por el espolón SO, que pronto se convierte en una sucesión de terrazas herbosas hasta llegar al extremo meridional del Ibón de Brazato. Bordeando el lago llegamos a la senda que hemos tomado para subir, y descendemos ahora por ella hasta el balneario de Panticosa.


DESNIVEL POSITIVO

1.100 metros


TIEMPO

Típico de verano. Sol y nubes intermitentes, templado. Temperatura entre 25°C y 16°C. Ligero viento.


CROQUIS





DURACIÓN

Balneario de Panticosa – Ibón de Brazato (2h30min) – Cuello de Brazato (3h15) – Baciás (4h) -  Ibón de Brazato (5h15) - Balneario de Panticosa (7h15). Ritmo pausado


DIFICULTAD
 

Ascensión fácil. Senda evidente GR.11, con hitos y bien balizada, hasta el Cuello de Brazato, no tiene pérdida. Trazas de senda para ascender el espolón NO (con un pasaje un poco aéreo en la vertiente SE) del Pico Brazato, nulas referencias en la bajada por el espolón SO, pero no son necesarias porque la orientación es fácil hasta el Ibón de Brazato.


DESCRIPCIÓN

Es una templada mañana de julio en Pamplona. Gorka nos viene a buscar y emprendemos el camino hacia Panticosa. Hace mucho tiempo que Gorka y yo no nos vemos, uno en Pamplona, el otro en Ginebra. Ni siquiera con ocasión de mi visita en Navidad de 2010 habíamos podido organizar una salida a la montaña, así que teníamos muchas ganas de vernos y de compartir una experiencia montañera. 

En esta ocasión, Katarina está con nosotros, con lo que nos tomaremos la ascensión con mucha calma, como un soplo de aire fresco que deje atrás, por un momento, los olores no siempre placenteros de las calles de la vieja Iruña en estos tórridos días de julio. Conversamos animadamente, hay mucho que contar y poco tiempo para ello, Kattis y yo nos iremos en unos días y esta puede ser una de las pocas veces que veamos a Gorka en esta visita a Pamplona. Lo esencial es que estábamos muy contentos de vernos.

Llegamos a Panticosa a la nada razonable hora de las diez de la mañana. La tranquilidad, y hasta parsimonia, con que habíamos planteado esta jornada de montaña no tenía parangón. Una calma que siguió en la preparación del equipo, botas, ajuste de bastones, consulta del mapa, etc. Así pues, salimos del balneario de Panticosa en dirección a los Ibones de Brazato hacia las 10h30. Habiendo dejado el coche en el aparcamiento del balneario, cruzamos la plazoleta hacia el NE y subimos unas escaleras, tras lo cual vimos los primeros postes de señalización del GR.11. Nos ponemos en marcha por este concurrido itinerario adaptando el ritmo al de Kattis, que sube muy bien, por otro lado.


Atravesamos pinares, que van perdiendo densidad a medida que subimos de cota. En efecto, no solo la densidad arbórea es menor, cosa que es lógica debido a la altitud, sino que esta falta de gran vegetación se ve acentuada por los fenómenos naturales invernales que afectan a esta cara E, y en general a todas las laderas que dan a Panticosa: los aludes. Las trazas de la destrucción que periódicamente se produce en el pinar que estábamos recorriendo eran evidentes, árboles tumbados, otros arrancados de cuajo, y todo un trabajo de talla y acondicionamiento hecho por los operarios de la zona para hacer transitable el itinerario de gran recorrido (GR) que estábamos remontando. 

Poco a poco entramos en calor conforme ganamos altitud, la paradoja de siempre. Así que nos paramos a beber, quitarnos ropa, tomar fotografías del conjunto de las Argualas, que está justo a nuestra espalda, así como de los Picos del Infierno. Habiendo dejado atrás los últimos repechos y montículos recubiertos de materia vegetal, nos adentramos en la zona de bloques y grava que precede al Ibón de Brazato. Efectivamente, el desvío que conduce al Ibón Bajo de Brazato está justamente antes de afrontar esta zona de tránsito más exigente, pero sin complicación, que lleva a su hermano mayor.

Una vez en el Ibón de Brazato nos sorprenden las obras que allí se desarrollan, nos dicen los operarios que para mejorar la traída de agua. Es decir, perder menos líquido elemento en conductos y tubos antiguos, sustituyéndolos por nuevos. Trabajando para tal fin habían montado un auténtico campamento de altura con provisiones y abastecimiento vía aérea. Un helicóptero naranja apareció no menos de cinco veces en todo el tiempo que estuvimos por la zona del ibón para reabastecer a los operarios.

Gorka, Katarina y yo nos encaminamos hacia la parte meridional del ibón, siguiendo la senda que lo contorneaba por el O. Imaginábamos que ese camino seguiría después por el espolón SO, el que teníamos intención de recorrer a la subida en un principio. Luego no fue así, pero lo importante es que nos paramos a descansar en una de las grandes rocas que yacían sobre el lecho, antaño sumergido, del lago. Allí sentados dimos, por fin, verdadera satisfacción a nuestros estómagos comiendo los bocadillos que habíamos preparado para la ocasión. Después de ojear los alrededores y no encontrar traza alguna de la senda que debíamos subir nos decantamos por volver al GR.11 y seguirlo hasta el Cuello de Brazato. Haríamos la ruta por el espolón NO e intentaríamos encontrar la bajada por la cresta SO para completar la bucle. 

Dicho y hecho, Katarina, que se encontraba cansada, decidió quedarse en un pequeño refugio circular de piedras, de esos que abundan en nuestros montes para vivaquear, y nosotros nos encaminamos, ahora sí con celeridad, hacia el Cuello de Brazato. Los primeros minutos se me hacen un poco duros, después de comer y con mi peor forma física, se me hizo difícil seguir a mi compañero de cerca. Con calma, pero no tanta, pues ya era tarde, seguimos adelante entre colosos de piedra que se alzan a derecha e izquierda, donde divisamos unos bellos y pequeños ibones, los Ibones Altos de Brazato, dominados por los imponentes Picos de Labaza. Pronto llegamos al Cuello de Brazato, situado a 2.578m de altitud, y desde donde nos encontramos de bruces con una increíblemente bella estampa del macizo del Vignemale. Cercano y colosal, el gigante que enamoró a Henri Russell se erige ante nuestros ojos incrédulos. A pesar de haber  estado antes en otros bellos miradores, éste se puede considerar excepcional, quizá por la efecto de no ver nada y, de repente, verse desbordado por tan inmensa y extraordinaria visión.

Ya en la vertiente N del Pico Baciás, buscamos las trazas de senda y los hitos que nos conduzcan a nuestra ansiada cima de hoy. El camino es bastante evidente, aunque la senda no sea siempre identificable, y sigue el espolón en dirección S-SE, mayoritariamente por la vertiente N, pero también por la S. En realidad, es un itinerario de poca dificultad en el que la orientación no tiene una gran importancia, aunque conviene evitar algún paso aéreo, especialmente en la vertiente S. 

Así es como, recorriendo este cordal, alcanzamos la cima del Baciás (2.760m) en poco menos de una hora y cuarto desde el punto en que dejamos a Kattis. Nos hacemos las fotos de rigor, y después una pequeña sesión panorámica en todas direcciones. En realidad, el valor de esta cima es esencialmente panorámico, así lo habíamos leído cuando preparamos esta ascensión y así se vio confirmado una vez en lo alto de nuestro objetivo. Desde la cima del Baciás pudimos observar, con toda nitidez y proximidad, las cimas de los picos de las Argualas, Algas, Garmo Negro, Pondiellos, Arnales e Infiernos hacia el O; de los picos de Labaza mirando hacia el N; del macizo del Vignemale y Ordesa -sobre todo Gabietos y Taillón- hacia el E; y de los picos de Brazato y el pico Tablato al S. La vista es excepcional y bien vale los más de mil metros de desnivel desde Panticosa, sin ninguna duda.

Con estas bellas imágenes en mente empezamos a buscar el mejor camino para descender el espolón SO del Baciás. Lo encontramos, no tiene ninguna dificultad, y bajamos, primero por una cresta rocosa y después por terrazas de hierba, hasta el Ibón de Brazato. Precisamente hasta donde habíamos estado comiendo los bocadillos un rato antes. Desde aquí tomamos la senda que nos conduciría hasta Kattis, quien había disfrutado de una plácida siesta en su refugio lítico.

El sol daba síntomas de cansancio, se iba perdiendo en el horizonte, así que no nos demoramos mucho. Nos decidimos a bajar para llegar a casa a buena hora y, tal y como lo habíamos hecho a la subida, la conversación fue de lo más animada. Kattis se paraba de vez en cuando, a descansar sus rodillas y, para entretenerse, contribuía a hacer los hitos más grandes a base de cantos que iba encontrando en los alrededores. 

Después de unas dos horas de bajada, estábamos otra vez en el aparcamiento del balneario de Panticosa. Había sido un día muy bonito, tranquilo, disfrutando más que nunca ese Pirineo, que había echado de menos estando lejos de él, y de la compañía de Gorka y de Katarina.

Salud y Montaña



Señalización vertical cerca del punto de salida



Gorka en los primeros compases de la ascensión


Katarina posa con las Argualas y Garmo Negro.


El camino es bueno durante la mayor parte de la ruta


En el Ibón de Brazato, la senda que se ve es el GR.11 que conduce a Cuello de Brazato


Los protagonistas de esta excursión


El antiguo lecho del ibón, desecado


Ibón de Brazato y Picos de Brazato (izq.) y Tablato (dch.)



Observando el magnífico Vignemale
         

El espolón NO, desde las proximidades de la cima del pico Baciás, y las amplias vistas hacias Argualas e Infiernos


Gorka posa con el bello panorama que se abre hacia el O del Baciás


Gorka y yo. Foto de cima, con el macizo del Vignemale de fondo.


Los Dientes de Batanes


El valle del Ara y el Corredor de la Cerbillona, aún con algo de nieve.



Vignemale nublado


Gorka desciende el Espolón SO del Baciás


Espolón SO del Baciás


Terreno fácil pero pedregoso hasta el ibón


Aquí estoy negociando la bajada por bloques sueltos

Escarabajos pirenaicos


Y flora pirenaica


Argualas e Infiernos desde el Ibón de Brazato


Gorka descansa en el refugio de piedra


 En las proximidades del Ibón de Brazato.



Kattis mantiene los hitos



Bello descenso hacia Panticosa. Vuelta a casa.


PS: Los comentarios son fuente de motivación para la existencia de un blog. Si algo te gusta (o si no) coméntalo para que en el futuro siga habiendo nuevas entradas. Gracias.


1 comentario:

Sir John More dijo...

Gracias por el artículo. Espero poder hacer esta ruta en agosto.