lunes, 30 de agosto de 2010

Tête Noire (2.970m) y Cabane des Dix desde la presa de la Grande Dixence. Un paseo por las montañas suizas.

Val d'Hérens, Alpes Valaisannes, Suisse. 26 de agosto de 2010.


El verano se acaba, y por lo menos aquí, en Suiza, el final del mes de agosto anuncia la llegada de otoño. Sin embargo, hemos decidido acercarnos al Valais para pasar una semana en la montaña, en compañía de la familia, y realizar alguna ruta aprovechando los últimos retazos de buen tiempo.

Una sencilla ascensión al Rosablanche (3.336m) con mi hermano, se convirtió en una larga marcha a la Cabane des Dix, refugio del Club Alpino Suizo, que se encuentra a 2.925m, con nuestras chicas. Una aproximación que salva poco desnivel pero que se hace larga, especialmente en el tramo que rodea al lago. Aprovechando nuestra marcha, nos desviamos ligeramente para hollar la cima de Tête Noire (2.970m), una pequeña masa rocosa negra que domina el refugio desde el S.

La Cabane des Dix, fundada en 1908 en un emplazamiento diferente al actual (más cerca del Lac del Dix), es un refugio del CAS desde el que se pueden hacer bellas ascensiones como el Pigne d'Arolla o el Mont Blanc de Cheilon, que están cerca de los 4.000m. También ofrece muchos itinerarios para los esquiadores de travesía.


ASCENSIÓN

Dejamos el coche en el aparcamiento de la presa de la Grande Dixence, al final del Val d'Hérens. Subimos hasta el teleférico, que tomamos para salvar el desnivel que nos separa de lo alto del embalse. Desde este punto empezamos a caminar hacia el S por una pista ancha y perfectamente balizada. Solo tenemos que continuar por la pista en todo momento, hasta el final del lago. Primero atravesamos unos túneles, algunos de ellos iluminados, para después avanzar por el sinuoso camino hasta el fondo de valle. Así se llega al Pas du Chat (2.371m), desde donde las marcas rojas y blancas nos muestran el camino, que asciende haciendo zetas por unos prados primero y sobre piedra descompuesta después. El itinerario continúa hasta el Col de Tête Noire (2.957m), aquí giramos a la izquierda (Este) para remontar la arista y coronar la cima de Tête Noire (2.970m). Descendemos por pedrera directamente al refugio.

Para volver a la presa de la Grande Dixence tomamos el camino normal al Col de Tête Noire y, desde ahí, el mismo itinerario que a la ida. No tiene pérdida.



DESNIVEL POSITIVO

800m


TIEMPO

Soleado y temperaturas muy agradables (en torno a 22°C en la Grande Dixence y 16°C en el refugio). Magnífico. Sin viento.


CROQUIS





DURACIÓN

Grande Dixence - Pas du Chat (2h30) - Tête Noire (4h30) - Cabane des Dix (5h) - Col de Tête Noire (5h20) - Pas du Chat (7h) - Grande Dixence (9h15)- Aparcamiento (10h). Ritmo pausado, muchas fotos, paradas.


DIFICULTAD

Ninguna, es senderismo de alta montaña, sin ningún problema técnico ni de orientación.


DESCRIPCIÓN


Salimos de nuestro campo base en Les Collons y nos dirigimos a la presa de la Grande Dixence, la más alta de Europa, con el propósito de hacer una bonita excursión. En principio mi hermano Eloy y yo nos habíamos planteado hacer el Rosablanche (3.336m), muy asequible desde la presa y con los alicientes propios de una ascensión por glaciar y arista, que si bien no es nada difícil permite repasar mucha de la técnica ya adquirida. Las chicas se quedarían en la Cabane de Prafleuri (2.657m).

Finalmente decidimos hacer una ruta fácil todos juntos, así que nos encaminamos hacia la Cabane des Dix, que en teoría estaba a cuatro horas de marcha. Cogemos el teleférico que nos sube hasta la parte alta de la presa y empezamos a caminar hacia el sur por la ancha pista, el tiempo es esplendido y todos tenemos ganas de andar y ver el precioso paisaje que nos rodea. Eloy y yo llevamos las mochilas cargadas de material, por si acaso.

Así atravesamos los túneles que horadan los resaltes rocosos de la orilla izquierda del lago durante poco más de un kilómetro, al final de los cuales nos embardurnamos en crema solar, puesto que parecía que el día iba a estar completamente despejado. Son las 10 de la mañana. El recorrido transcurre sin ninguna novedad, tomamos muchas fotos de las flores, las vacas y el relieve, tema que interesa especialmente a mi novia Kattis, que estudia Geografía. Conversamos acerca de la erosión, el glaciarismo, el ciclo del hielo-deshielo, los conos de derrubios, las zonas de acumulación y ablación de los glaciares... en una charla que desempolva mis conocimientos sobre el medio natural y me descubre algunos nuevos.

De vez en cuando nos paramos a hacer fotos, pero no dejamos de observar en ninguún momento el espectáculo natural que nos rodea. Hacia el E tenemos las Agujas Rojas de Arolla; de frente, al S, se divisa la cara norte del Mont Blanc de Cheilon; a nuestra derecha tenemos prados de alta montaña y cimas de más de 3.000m que cierran el valle; y al N podemos observar algunos altos glaciares del Oberland de Berna. Vamos servidos. Pero no son sino las vacas las que van a convertirse en las estrellas por un momento, hacemos fotos y más fotos. Despúes llega el turno de los bueyes, poco más adelante, pero esos no tienen tanto éxito por tener un aspecto más fiero. Nos paramos a menudo, a beber y a comer chocolatinas o barritas de frutas.

En poco más de dos horas y media llegamos al final del lago, donde tomamos un camino ascendente bien trazado y vemos un cartel que indica que hemos llegado al Pas du Chat. Hay aún 1h50 hasta el refugio. Nos lo tomamos con calma. Aquí empieza el desnivel del día y las chicas los notan, pero pronto entran en calor y el ritmo mejora. Ahora viajamos un poco separados, dos adelante y dos más atrás, por parejas. El terreno se vuelve poco a poco más rocoso, precisamente donde acaban la hierba para dar paso a la roca se encuentran los restos de la primera Cabane des Dix, emplazada con vista al lago, que estuvo en servicio de 1908 a 1928. Alguna suspiraba porque ése hubiera sido su emplazamiento...

Remontamos el itinerario perfectamente balizado, y, según tomamos altura, vamos adivinando al E las cimas de la Aguille de la Tsa, de la Dent Blanche, y un poco más adelante, del Matterhorn. Una bonita sorpresa que nos anima a todos... a sacar nuestras cámaras de nuevo.

Llegamos salvando las últimas rampas pedregosas al Col de Tête Noire (2.957m), donde la vista sobre el Mont Blanc de Cheilon es impresionante. Kattis decide que subir a la cumbre de Tête Noire es demasiado para ella y prefiere ir directamente al refugio. La verdad es que ha caminado muy bien para no estar nada acostumbrada a esto y menos aún a la altitud. Un 10 para ella.

Eloy, Diana y yo nos encaminamos a la cima por una arista un poco descompuesta pero muy fácil (I+). Hacemos nuestras fotos de cima y bajamos por una pedrera hasta la Cabane des Dix. Allí nos espera Kattis y entramos para comer algo. El refugio está muy bien, sirven comida durante todo el día, hay buen surtido de bebidas y está muy limpio. Incluso hay una ducha panorámica en el exterior, todo un lujo. Pedimos unos bocadillos, unas sopas y sacamos algo de carne seca. Nos hidratamos con unas cervecitas y charlamos tranquilamente.

Después de firmar en el libro del refugio emprendemos el camino de vuelta por el mismo itinerario, pasando por el Col de Tête Noire y no por la cima. Ahora toca desandar lo andado poco a poco, el camino se hace largo, sobre todo la parte del lago. Al final a todo el mundo le molesta algo, pies, espalda, rodillas.. Eloy y yo hemos llevado el mochilón con todo el material (crampones, cuerda, piolet) y bastante ropa por si hacía falta, y a fin de cuentas solo nos ha servido para entrenarnos como porteadores. Las chicas no llevan mucho, pero después de 20 km tienen ganas de acabar la excursión, aunque se lo han pasado muy bien.

El último tramo, del alto de la presa al aparcamiento, tenemos que hacerlo a pie, lo que nos lleva tiempo porque duelen las rodillas. Finalmente llegamos y damos por terminado este magnífico paseo por los Alpes. Lo hemos disfrutado mucho.

Salud y Montaña



Presa de la Grande-Dixence (2.365m)


Señalización vertical


Aiguilles Rouges d'Arolla


Flores


Estampa alpina (1)


Estampa alpina (2)


Circo


Parte S del lac des Dix


Terminando de flanquear el pantano


Señalización rupestre


Placa que marca el lugar donde se erigía la primigenia cabane des Dix


Eloy y yo


Recorriendo el camino, trazado sobre una morrena lateral


Modelado glaciar


Ahí viene Katarina


Flores


Vistas al E, con la cima de Tête Noire, en primer plano a la derecha


Vista desde el Col de Tête Noire (2.957m)

Nosotros en la cima de Tête Noire (2.970m)



Katarina observa la montaña


Javier, el Mont-Blanc de Cheillon y la cabane des Dix


Cabane des Dix (2.925m)


Placa de Club Alpino Suizo


Col de Tête Noire (2.957m)



Cabane des Dix -CAS-



Los cuatro


Mont-Blanc de Cheillon (3.970m)

Javier y el lac des Dix



Aiguilles Rouges d'Arolla


Lac des Dix






martes, 10 de agosto de 2010

Travesía Aig. de la Bérangère - Dômes de Miage. Aristas nevadas en el macizo del mont Blanc.

Massif du mont Blanc, France, 7 y 8 de agosto de 2010.



Volver a los orígenes: Ginebra, los Alpes. Ginebra es la ciudad en que nací; los Alpes son, simplemente, el escenario original de las grandes gestas de los hombres en la montaña. Aquí nació el Alpinismo, y aquí quiero proseguir esta pasión que me lleva a recorrer sendas, a escalar crestas y a hollar cimas. Instalado en la ciudad de Calvino, desde la cual, en los días claros, se ve el mont Blanc, estoy en el emplazamiento idóneo para continuar mi relación con la montaña. A otro nivel.

Para comenzar con buen pie en el macizo del Mont Blanc tenía que asegurar dos cosas: Una ascensión de dificultad baja o media, y un compañero de cordada. Está claro que lo uno dependía de lo otro, así que me lancé en el ciberespacio alpinístico con varias propuestas, entre las que se encontraba la travesía de los Dômes de Miage. Gracias a la red me puse en contacto con Radek, un alpinista polaco que reside en Francia, para hacer esta salida juntos.

Los Dômes de Miages son unas unas montañas situadas en el macizo del mont Blanc, al sur del mismo.Fueron conquistados por vez primera el 2 de septiembre de 1858 por T.Coleman, F.Mollard y J.Jacquemont. La cresta comienza en la Aiguille de la Bérangère (3.425m) y recorre cinco Dômes hasta llegar al Refugio Durier. La arista de nieve que recorre la parte central de la travesía está considerada como una de las más bellas del macizo del Mont Blanc. Nosotros haremos la travesía hasta el tercer dôme, para volver sobre el glaciar de Tré la tête. Ha sido un buen estreno, una toma de contacto con las dimensiones exageradas que toman aquí las cosas y un cambio de mentalidad respecto al Pirineo. Ahí vamos.



ASCENSIÓN

El inicio de esta travesía se sitúa en el pueblo de Les Contamines - Montjoie, en la Alta Saboya francesa. Debemos atravesar el pueblo y dejar el coche en el aparcamiento de Cugnon, desde ahí tomamos una calle que nos lleva a lo alto del pueblo, donde hay varios carteles. En ellos se indica el camino a seguir y el tiempo de acceso a los refugios de Tré la tête y de Conscrits, que son los que nos interesan. Hay una buena senda, que salva un desnivel importante, hasta el refugio de Tré la tête (1.970m), después el camino se hace más estrecho y delicado (zona conocida como "mauvais pas", es decir, del 'mal paso'), que está equipada con cadenas y barandillas. Siguiendo los hitos nos subimos a la morrena terminal del glaciar de Tré la tête, recubierta de piedras, seguimos los hitos y llegamos a una barrera de seracs, donde giramos a la izquierda para buscar unas escaleras verticales en sus 50 primeros metros, que nos ayudan a salvar un buen desnivel en una pared casi lisa. Desde lo alto de via equipada hay un camino que nos lleva hasta el refugio de Conscrits en una hora.

Desde el moderno refugio de Conscrits, seguimos unas trazas de senda hacia el NE, donde pronto encontramos un camino que cruza hacia el E, es el camino del glaciar. Nosotros continuamos hacia el NE, para ganar poco a poco las rampas de nieve previas a la Aiguille de la Bérangère. Una vez en su base, ponemos los crampones e iniciamos la ascensión del la cúspide rocosa, de unos 80 metros de altura, en mixto fácil pero expuesto. Cima de Aiguille de la Bérangère (3.425m). Desde aquí, encordados, seguimos la arista mixta hacia el Col de la Bérangère, situado al NE de nuestra posición. Descenso delicado en mixto expuesto, se puede ir bien en ensamble.

Desde el Col de la Bérangère se sigue la línea de arista, a veces fina y muy expuesta, en todo momento hacia el NE, hollamos los 3 dômes y descendemos al Col des Dômes (3.564m). Desde aquí, una buena huella nos conduce hacia el centro del glaciar de Tré la tête. Podemos seguir la huella que conduce al refugio o descender por el centro del glaciar, muy agrietado. Una vez en la zona de acumulación del glaciar, seguimos el centro del mismo evitando las grietas mayores y descendemos la pendiente a 30° que nos devuelve a la morrena terminal, donde siguiendo los hitos, en sentido descendente, volvemos a Les Contamines - Montjoie.



Desnivel positivo acumulado: Día 1 -> 1.600m; Día 2 -> 1050m.

Tiempo: Soleado y templado durante la aproximación del primer día. Nublado y fresco durante la travesía Bérangère - Dômes de Miage, visibilidad 20 metros y temperatura del aire 0°C. Niebla desde 2.900m. Sol y nubes en el descenso por la tarde, con temperaturas agradables.


Croquis de la ruta completa desde Les Contamines - Montjoie:





Croquis de la travesía Refuge des Conscrits - Aiguille de la Bérangère - Dômes de Miage - Col des Dômes - Refuge des Conscrits:







DURACIÓN

DÍA 1: Cugnon - Refuge Tré la tête (1h35) - Escaleras (3h40) - Refuge des Conscrits (5h); DÍA 2: Refuge des Conscrits - Aiguille de la Bérangère (3h30) - Dôme W (5h) - Col des Dômes (6h30) - Glacier Tré la tête, zona de acumulación (10h30) - Refuge Tré la tête (12h) - Cugnon (14h).

*Tiempos de cordada Radek - Javier. Si la cordada es fuerte y compensada se pueden rebajar 1 hora al día 1 y 5 horas al día 2.




DIFICULTAD

Recorrido sencillo, senda ancha hasta el refuge de Tré la tête. Senda estrecha con pasos equipados con cadenas y barandillas (zona del "mauvais pas", en francés), hitos que señalan la vía sobre el glaciar. Escaleras verticales y pasos equipados con cadenas en una pared de 150m, vertiginoso y expuesto. Hay enganches de "cola de cerdo" cada 6 metros aproximadamente. Desde lo alto, camino sencillo hasta el refuge des Conscrits.

Ascensión por neveros de poca inclinación (25° a 30°) hasta la base de la Bérangère, ahí se empina hasta los 40°, para seguir los últimos 60 metros en mixto fácil, pero expuesto. Desde la cima de la Bérangère se toma la arista en mixto fácil, aérea y expuesta en su mayor parte. Encordamiento en ensamble, está bien meter una o dos bagas para asegurar, muchas posibilidades de colocar puntos intermedios. Algún destrepe.

Arista de nieve ancha entre el Col de la Bérangère y el Dôme W, arista fina, aérea y expuesta hasta el Dôme C. El paso más estrecho se hace en descenso, es muy impresionante, sobre todo si la nieve no está perfecta. Desde el Col des Dômes se baja por huella bien hecha hacia el glaciar, impresionantes seracs y grietas gigantescas. Cuidado, cuerda tensa. Recorrido glaciar hasta el final del mismo, con sus peligros objetivos.

A tener en cuenta: Travesía larga y de varias horas por encima de 3.400m, muy buena forma física imprescindible. Descenso largo. Peligros objetivos en el glaciar.



DESCRIPCIÓN

Llevaba tiempo esperando poder hacer algo interesante en los Alpes, ahora que vengo de instalarme en Ginebra. Se entiende que lo que quería era un recorrido glaciar, a ser posible en travesía, para ver cuanto más, mejor. Y así me decidí por los Dômes de Miage, de los que había leído que tenían unas aristas de nieve fabulosas. Así que me puse a buscar compañero de cordada y lo encontré en la persona de Radek, un alpinista polaco afincado en Grenoble que también buscaba hacer esta ruta.

Es sábado por la mañana, soleado y cálido en Ginebra, preparo mi mochila, como y me marcho a Les Contamines - Montjoie, adonde llego después de 1h15 de coche. Allí, en el centro del pueblo, conozco en persona a Radek. Organizamos el material y vamos hasta el aparcamiento de Cugnon, en la salida del pueblo, donde dejamos el coche a las 14h35. Ajustamos los bastones y nos ponemos en marcha, en principio para cinco horas. Las primeras son duras, el camino asciende haciendo zetas e incluso hay algún paso equipado con cadena y puente, para salvar un torrente. En poco más de 1h35 llegamos al refuge de Tré la tête después de haber hecho unos 900 metros de desnivel, Radek quiere pararse y aprovechamos para beber algo. En unos minutos retomamos nuestro camino, que sale justo por encima de la casa y está bien indicado, pasamos rápidamente a la vertiente E y observamos desde la altura la lengua terminal del glaciar de Tré la tête, recubierta de piedras y desprendimientos.

La bella senda se pierde en un escenario cada vez más rocoso e inerte, de forma que enseguida tenemos que seguir hitos que señalan la buena dirección. Pasamos por una zona de grandes bloques lisos, a menudo equipados con cadenas y barandillas, de forma que su travesía sea segura, pues son pasajes expuestos. En las guías francesas se conoce este tramo como "mauvais pas", 'mal paso' en castellano. Se pasa bien cuando está seco, incluso sin ayudas, pero me imagino que con mal tiempo o nieve se complica bastante.

Las trazas de senda siguen un camino descente, que nos lleva a la base del glaciar, al cual nos subimos siguiendo los "cairn", como dicen por aquí a los hitos. Al principio, aunque el camino parece evidente, buscamos con insitencia las señales que nos permitan avanzar camino del refugio, y pronto alcanzamos a unos alemanes que iban delante nuestra. Les preguntamos si conocen la ruta, nos dicen que no y se ponen a seguirnos. Así que proseguimos siguiendo los dificilmente identificables hitos en este mar de piedras, por suerte el camino sigue la lógica de ir por el punto más alto, en una especie de cresta, y así alcanzamos la barrera de seracs del glaciar. En este punto, la masa amorfa de hielo ennegrecido, de piedras y demás desprendimientos daba paso a unas rampas de hielo agrietadas y bastante inclinadas en su parte central y de seracs, más o menos amenazantes, en sus laterales.

Nuestra ruta pasaba ahora bien por remontar las pendientes de hielo a 30° y pasar el campo de grietas para alcanzar el refugio, lo cual era una opción bastante larga, si bien hubiésemos reconocido el glaciar de cara al día siguiente; bien por utilizar las escaleras, cadenas y demás estructuras metálicas instaladas en la pared E. Optamos por subir la ferrata, que dispone de puntos de aseguramiento en caso de subir en ensamble. Preferimos no encordarnos. Para cuando llegamos aquí, ya nos había alcanzado otro grupo de franceses, debido al ritmo lento que llevábamos, por lo menos íbamos disfrutando del paisaje. Subo el primero. Los primeros 50 metros son verticales, después se inclina y se hacen varias travesías laterales, hasta alcanzar, a 150 metros de la base, la senda que conduce al refugio. Es un recorrido vertiginoso, pero que no debe representar ninguna dificultad ni peligro si nos centramos en la coordinación de nuestros movimientos, pero a la vez exigente físicamente. Después de la subida mi compañero, los alemanes y la mayoría de los franceses tardaron en recuperarse, así que me adelanté y seguí hasta el refuge de Conscrits.

Conscrits es un moderno refugio del Club Alpin Français, que se encuentra a 2.602m de altitud, dominando el glaciar de Tré la tête. Dispone de agua corriente, 85 camas, está guardado todo el verano y tiene una amplia zona de recepción y secadero. La verdad es que me sentí cómodo desde el principio, los guardas son simpáticos y el ambiente es bueno. Nada más llegar me quito la mochila, dejo mi piolet, la cuerda y los bastones en la entrada, mis botas las dejo a ventilar también y cojo unos zuecos. Subo al comedor y pido una cerveza, en la terraza espero a mi compañero, que llega un poco más tarde.

Esperamos que el turno de cena acabe mientras tomamos unas cañas en la terraza, el sol se pone por el horizonte después de haber lucido en un día magnífico para la práctica del montañismo. Nada hacía presagiar lo del día siguiente, en fin. Una vez despejado el comedor, nos acomodamos y pedimos un litro de agua caliente, para preparar nuestra comida, deshidratada de sobre. Radek ha olvidado su plato principal, pero tiene unas sopas y se contenta con eso; yo tengo un sobre de carne de ternera con puré de patatas y verduras: está cojonudo, sobre todo porque me esperaba algo mucho peor. Así que con eso y un buen té me voy a la cama. Nuestra habitación tiene unos 35m2 y hay unas 25 personas, entre los cuales dos roncadores de campeonato que no nos dejan descansar a los demás. Puedo decir que es la peor noche que he pasado en un refugio de montaña, apenas dormí 30 minutos y sudando de manera brutal.

Con los ojos entreabiertos en todo momento no es difícil detectar el primer movimiento anormal en la sala, efectivamente, son las 3h40 y los montañeros empiezan a despertarse. Enseguida salgo de la habitación, que apestaba a humanidad, con todas mis pertenencias, no quiero seguir ni un minuto más ahí. He sudado mucho, así que bajo a la sala de desayuno, donde enseguida viene Radek y nos ponemos unos zumos de naranja. El desayuno, por suerte es abundante y bueno, así que cogimos fuerzas para afrontar la larga travesía.

Todo el mundo baja a la vez a la zona del material, allí no cabe ni un alfiler, y en esas nos colocamos pantalón, chaqueta, arnés, polainas, botas y demás. A las 5 de la mañana salimos en dirección a Aiguille de la Bérangère con el frontal sobre nuestros cascos. Nuestro ritmo es bueno, vamos ganando altura de forma rapida y constante. En un momento dado nos desviamos de la ruta del glaciar para continuar por las rampas mixtas, al principio, y nevadas después, que conducen hacia el primer pico del día. Pronto empiezo a constatar que mi compañero, como el día precedente, no sigue mi ritmo, por otra parte, nada elevado. Me encuentro en la tesitura de esperarle y enfriarme o seguir y esperarle en la cima con la chaqueta de fibra. Opto por lo segundo, así que sigo mi camino superando a otras cordadas hasta llegar a la zona mixta de la pirámide somital, a falta de 60 metros para la cumbre me pongo los crampones y continúo hasta la cima, donde espero con la chaqueta de fibra puesta.

Van pasando todas las personas que he adelantado y Radek aparece media hora más tarde, estaba claro que algo no iba bien. El día anterior había cenado poco, quizá también había dormido poco como yo, y luego también cada uno tiene un ritmo diferente. Cuando llegó me confirmó que tenía algunos problemas estomacales y que se sentía cansado, probablemente por la altitud. Como aquí empezaba la zona técnica de la travesía, nos encordamos a 7 metros y empezamos a bajar, justo cuando estaba empezando a sentir, en forma de frío, la inactividad en la cima. Radek va primero y yo le sigo con dos aros de cuerda en la mano. Bajamos con precaución la arista mixta, que si bien es fácil técnicamente y ofrece buenas posibilidades de asegurar, es aérea y expuesta. Con paciencia llegamos al Col de la Bérangère, desde donde empezamos la ascensión al punto culminante de la ruta. La huella es buena y la pendiente no pasa de 35°, pero estamos a más de 3.350m y Radek no siente ninguna mejoría, de hecho nuestras paradas son cada vez más frecuentes, ante lo que empiezo a desesperarme, pero somos un equipo y nuestra seguridad depende del otro, así que intento ayudarle.

Poco a poco seguimos nuestro camino y alcanzamos la cumbre del Dôme W (3.670m), desde el cual descendemos por una afilada, aérea y expuesta arista, en medio de una niebla que no deja ver a más de 20 metros. Hasta el momento la bella travesía estaba siendo una sucesión de despropósitos, pero en la montaña hay días así. Bajando por la arista, cuya huella era estable solo sobre 40cm de ancho, llegamos a un pequeño collado y enseguida remontamos hacia el Dôme C (3.666m), para descender por una pendiente acusada, pero poco expuesta, hacia el Col des Dômes (3.564m).

Aquí el día se despeja mínimamente y nos permite observar los relieves circundantes, antes de volver a cubrinos con un espeso manto de nubes y devolvernos a la realidad de un día gris. Llevamos un retraso impresionante respecto al horario previsto, lo cual, al atravesar un glaciar, es más bien peligroso, así que insisto en que bajemos lo antes posible. Por suerte la huella es buena y podemos descender a buen ritmo entre los enormes seracs y grietas que nos rodean. Entre la niebla todo aquel escenario colosal parecía irreal, aterrador, especialmente cuando, ocasionalmente se oían crujidos que parecían salir de las entrañas del hielo. Con la cuerda tensa y la atención fijada en la ruta, descendemos con celeridad para alcanzar una parte más palna del glaciar, pero expuesta a la caída de todo lo que cuelga de las paredes de hielo y roca de nuestra derecha. Seguimos bastante rápido, pues la bajada de altitud y los peligros objetivos reaniman a Radek.

Hacia las 14h30 salimos de la niebla y nos encontramos un cielo con nubes y claros, en una zona más segura descansamos para comer algo y beber. Seguimos una buena huella que parece conducir al refuge des Conscrits, pero nuestro deseo es bajar al glaciar y alcanzar su zona terminal, para evitar las escaleras a la bajada. Esto se convierte en una odisea de destrepes por el lateral de la morrena que acaba por fatigarnos enormemente. En este punto del recorrido ya estoy un poco de mala uva porque hemos acumulado aún más retraso del que ya llevábamos, sobre todo por no seguir hacia el refugio, como yo quería, y complicarnos la vida sobremanera.

Por fin llegamos a la pared del glaciar, después de sortear muchas grietas y otros peligros. Poco después nos estaríamos quitando los crampones, pantalones de gore y demás parafernalia que ya no nos hacía falta. Encendidos por la sed y el retraso empezamos a caminar rapidamente hacia el refuge de Tré la tête, donde tomamos unos refrescos y descansamos un poco. Después nos quedaba aún toda la bajada hasta el aparcamiento de Cugnon, que se hace larga y deja 2500 metros de bajada, por momentos tensa.

Caída la noche llegamos al coche, con el frontal en la cabeza de nuevo, donde nos despedimos hasta una próxima ruta en los Alpes. Radek se queda por Chamonix, yo regreso a Ginebra. Por encima de todo, ha sido una experiencia interesante, y un punto de partida en un universo de roca, hielo y nieve que poco tiene que ver con mi querido Pirineo.

A la prochaine!



























































































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